Metas: definición, características y clasificación
Paradójicamente, muy pocas veces se escucha la palabra meta dentro de las organizaciones; los libros de texto y de lectura administrativa apenas abarcan este término. Tal vez existan muchas razones para esto, pero lo cierto es que las organizaciones siempre están proponiendo y cumpliendo alguna meta. Todas las organizaciones a las que pertenecemos tienen en común varios elementos, y quizá el más obvio sea una meta o finalidad. Las metas varían en cada caso, según sea el tipo de organización de la que se trate; pero sin una meta no habrá razón para que exista una organización. La palabra meta ha sido empañada, absorbida y empobrecida por el concepto objetivo. Mas, sin duda alguna, este último no sería posible si no lográramos una serie de metas; con esto queremos decir que la meta se considera como una parte proporcional del objetivo. Para obtener un título necesitamos cubrir ciertos créditos, es decir, pasar con calificación aprobatoria las asignaturas del plan de estudios; nuestra meta día a día es aprobar alguna de las 20,
30 ó 50 materias que componen dicho plan. En resumen, meta es todo aquello que deseamos lograr a corto plazo. Hablando desde un punto de vista sistémico, cuando un objetivo se cumple, automáticamente se convierte en una meta, ya que la organización va en busca de nuevos logros.
Según Stoner y Freeman, en su obra llamada Administración (1992), las metas son importantes al menos por cuatro razones:
a) Proporcionan un sentido de dirección.
b) Permiten enfocar nuestros esfuerzos.
c) Guían nuestros planes y decisiones.
d) Ayudan a evaluar nuestro progreso.
Los criterios para clasificar las metas están de acuerdo con los objetivos que persigue la organización.
Encontramos que existen metas:
a) Individuales y organizacionales.
b) Específicas y generales.
c) Básicas y extraordinarias.
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